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La importancia del desayuno

Un desayuno equilibrado contribuye a un reparto más armónico de las calorías a lo largo del día y, además, nos asegura muchos nutrientes especialmente importantes en el periodo escolar.



Las consecuencias que puede traer saltearse el desayuno son: decaimiento, falta de concentración y mal humor. Esto se produce debido al déficit de glucosa(nuestro principal combustible energético) que produce el ayuno.

Hay que tener en cuenta que a primera hora de la mañana el organismo lleva ya entre 8 y 10 horas sin recibir ningún alimento. La falta de glucosa empuja a nuestro cuerpo a quemar otras reservas energéticas, lo que causa múltiples alteraciones en el funcionamiento del mismo.

En edades escolares, esto condiciona el aprendizaje y acarrea un descenso del rendimiento, ya que la capacidad de locución o expresión, de memoria, de creatividad y de resolución de problemas quedan particularmente afectadas.

“El desayuno es un hábito alimentario que llega a condicionar el estado físico, psíquico y nutricional en personas de todas las edades”.

Beneficios:

Un buen desayuno mejora el estado nutricional (grado en el que nuestras necesidades de energía y nutrientes quedan cubiertas mediante los alimentos que consumimos). Las personas que no desayunan suelen seguir una dieta de peor calidad, mientras que quienes lo hacen, suelen hacer una dieta menos grasa y más rica en fibra, vitaminas y minerales.

Si el desayuno incluye tostadas, pan y/o cereales, el consumo diario de grasa es menor. El consumo de estos alimentos, aumenta los aportes calóricos realizados a partir de los hidratos de carbono, reemplazando otros con mayor contenido graso. Incluir cereales o panes de harina integral, aumenta las posibilidades de satisfacer las necesidades de fibra diarias.

El desayuno contribuye significantemente a los aportes diarios de vitaminas y minerales. Estudios realizados en distintos países, ponen en evidencia que los niños que no desayunan cuentan con aportes significativamente inferiores de hierro, calcio, magnesio, cinc y distintas vitaminas, en comparación con los niños que sí lo hacen.

Por otro lado, las personas que desayunan mantienen el peso dentro de límites saludables en mayor medida que las que lo omiten. El hecho de repartir las calorías durante el día en 4 ó 5 comidas, ayuda a que no se sobrecargue ninguna de ellas.  

Las personas que omiten el desayuno producen cambios hormonales en el organismo, para mantener la glucemia en valores aceptables. Estos cambios, alteran o condicionan la conducta e influyen negativamente en el rendimiento físico e intelectual.

¿Cómo es un desayuno equilibrado?

El desayuno debe suponer entre el 20% y el 25% de las calorías ingeridas a los largo del día. Para que sea equilibrado, deben estar representados, como mínimo, los siguientes grupos de alimentos:

- Lácteos (leche, yogurt, queso):

Contienen proteínas de calidad, calcio, vitaminas A y D, y vitaminas del grupo B (principalmente riboflavina o B2).

- Frutas:

Aportan hidratos de carbono, agua, vitaminas, minerales y fibra.

- Cereales (pan, tostadas, cereales, galletas):

Proporcionan hidratos de carbono que aportan energía, vitaminas y minerales. Los cereales integrales aportan, además, fibra.

También pueden participar otros alimentos, como derivados cárnicos (fiambres o embutidos) y dulces, en cantidades moderadas.

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Fuente: Alimentación Sana